miércoles, 29 de junio de 2011

Entrevista completa realizada para el DIARIO DE FIDOCS 2011

por el crítico Jorge Morales
¿De dónde nace la idea de este documental?

En primer lugar me gustaria aclarar que lo que me propuse con Novena fue hacer cine de ficción dentro de mis posibilidades y limitaciones. Esta idea se afirmó con el premio otorgado en el Festival de Mar del Plata (Mejor Pelicula Latinoamericana). Luego en Rotterdam, participamos en la sección “Bright Future” junto a la uruguaya “La vida útil” o “Carancho” por ejemplo. También con “Pos morten” estuvimos en competencia oficial en par de Festivales. Pero en La Habana fue programada en la sección “Vanguardias”, o sea como una película latinoamericana “media rara o experimental”. Y ahora que el Fidocs nos eligió, mis dudas de que se trata de una ficción se acrecentaron.
Pero siendo realista, para mi Novena es el resultado más logrado de lo que siempre hice desde que tomé por primera vez una cámara de VHS, quince años atrás. Llegué al cine a través de las artes plásticas, y a medida que pasa el tiempo más me acerco a la pintura, mi primer oficio. En 1993 había pintado una obra de gran formato titulado “Novenario”, inspirado en la novena de mi abuela que había fallecido por ese entonces. Esta imagen, más la vida del tio Juan -que también fue modelo en varias pinturas- como personaje principal, fueron los disparadores de la idea inicial de esta “experiencia audiovisual”.

¿Qué tan personal e íntimo es el tema para tí?

Diria que un gran porcentaje. La “verdad”, es la arcilla de este audiovisual. Los personajes son reales, la historia es real, la casa donde rodamos es de mi familia, el tio Juan existe y es tal como lo vemos. Dibujé, Pinté y fotografié este paisaje y sus habitantes por más de una década. Si yo no hubiera emigrado a la Argentina sería un personaje más de este contexto. Y creo que la única manera de lograr un material asi de verdadero es cuando tu eres del lugar. La gente abrió sus corazones al proyecto y al equipo que me acompañó porque me conocían desde niño. Saben que soy un artista, un comunicador con quien a través de su obra ellos se muestran al mundo como son, viven y hablan su idioma; el Guaraní.

¿Cuáles fueron las dificultades para concretar el proyecto?

Muchas. Había archivado lo que iba a ser mi segundo largometraje y para no frustrame del todo escribí Novena, un proyecto tres veces más chico y para ser realizado con poco dinero. Fue muy frustrante la cantidad de “NO” que recibíamos con mi co-productor holandés. Para ciertos fondos de cine y coproducciones nuestro presupuesto era de “amateur” y en los fondos culturales nos decían que éramos muy profesionales. Al ser artista visual podiamos haber escrito que se trataba de un proyecto de videoarte o videoinstalacion y quizás corriamos con más suerte. También al vivir en Holanda y querer hacer un cine en Paraguay lo complica todo para la industria cultural del cine. Más aún que en Paraguay no tenemos todavía la Ley del Cine aprobada por el congreso nacional. Además que no estoy interesado en hacer ninguna carrera con el cine. Me gusta tener la mayor libertad posible a la hora de pensar y tomar decisiones sobre la obra, en fin, riezgos muy difíciles para la maquinaria de la industria del cine en todos los niveles.

¿Qué apoyos conómicos y de otros recibiste para esta película?

Novena obtuvo en Paraguay el subsidio del FONDEC (Fondo Nacional de Cultura) y en Holanda el del Thuiskopiefonds. Total 25.000,- dólares (sin contar mi trabajo y el de Andre Schreuders). Luego para Postproducción nos apoyaron; la Maison de l'Amérique latine de Paris y el Dto. Cultural de la Municipalidad de Rotterdam. Y luego el apoyo incondicional de Itauguá Guazú y su comunidad; mi co-productor y editor Andre Schreuders, el director de Fotografia Christian Núnez, Nelson Silva, Luz Marina Servin, Santiago Schaerer, Hugo Duarte, y el guionista argentino Juan Marin, con quien estamos escribiendo los próximos projectos.

¿Cuánto tiempo demoró la elaboración del guión, el rodaje y la edición del documental?

Se trató de mi cuarto guión y terminó siendo de 40 páginas solamente. En las guiones anteriores había llegado a escribir hasta 150 páginas. En el tratamiento cinematográfico de Novena, de unas 15 páginas, estaba todo bastante claro. Habré modificado unas 3 versiones. Tenía la historia muy incorporada y visualizada, fue muy sencillo escribirla. El rodaje un placer. Estuvimos viviendo un mes en el pueblo y fueron 18 días de rodaje. Ese Julio en Paraguay nos proveyó de todas las variantes climáticas. Lluvia, tormenta, sol, frío, calor. La edición se hizo en Holanda. Andre Schreuders, que también hizo el sonido directo, no habla Castellano y menos Guaraní, pero confié plenamente en su criterio y a los dos meses de regresar de Paraguay teníamos un primer corte. De marzo a Noviembre de 2010 fuimos retocando el montaje, pero muy relax.

¿Hubo muchas diferencias o cambios desde la idea original a la realización?

Tenía escrito los detalles de lo que tenían que decir los personajes en los diálogos, pero fui muy abierto a lo que ellos pudieran aportar. Casi no hubo ensayo, sino mucha de magia del lugar. Cambios hicimos, sobre todo en dos secuencias largas que estaban ligadas a la urbanidad fueron descartadas. Y tuve que improvisar nuevas escenas para rodar en el pueblo y de esta manera concentrar la estética visual. Habia vuelto al lugar despues de seis años y la ruta en ese tiempo de ausencia se transformó en algo brutal para el audio cuando llegamos con todo el equipo. El sonidista pedía cambio de la locación principal -la casa de Juan, pegada a la ruta- porque era imposible trabajar con todos los colectivos, trucks y motos que pasaban a alta velocidad durante todo el día.

¿Esos cambios obedecieron a una convicción o necesidad de la cinta, o a problemas que afectaron su producción?

Me tomé par de dias para pensar como incorporar “la ruta” al guión. Y finalmente terminó siendo un personaje más en la historia. No iba a cambiar esta locación, porque se trataba de algo muy personal y simbólico para mi. Al contrario, creo que este problema hizo que se enriquecieran los contenidos de la pelicula. También existen ciertas lógicas en papel que a la hora de confrontar una cámara con la realidad éstos prejuicios se caen. Se dice que una persona puede emigrar para cambiar de vida como máximo con 40 años, porque a los 50 ya no haces ese gran movimiento. Por lo tanto en el casting teníamos que sujetarnos a esta idea y buscar una persona con esta edad. Pero había escrito el guión para el tío Juan, quien estaba más cerca de los 60 que de los 40. Y finalmente Juan decidió trabajar con nosotros, por suerte. Ahora menos me puedo imaginar a otra persona en su rol. Además termina siendo una persona sin edad, su energía en todo la pelicula es impresionante y sobre todo que emociona desde lo real, desde su “hiperrealismo”.

¿Qué papel ocupa esta película en tu obra general?
A veces pienso que mi pintura paraguaya, -la cual dejé de hacer una vez instalado en Holanda- es un poco el storyboard de Novena. Es decir es la suma de toda esta investigación de campo, visual y sensorial, un puente entre la realidad y el mito, la religiosidad popular. Y el resultado es lo que yo considero como cine. Mover apenas ciertos elementos de la realidad para encontrarnos con la poética de la verdad. Y puede que sea la fusión del documental, la ficción y la pintura, o quizás un documento de la vida esencial del Paraguay profundo, donde no insisto en los tópicos conocidos del cine Latinoamericano, sino simplemente muestro. Novena es un resultado importante dentro de mi obra, pero también soy consciente que es un punto de partida para seguir buscando y construir mi experiencia audiovisual.